A finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX, muchos bilbainos utilizaban el monte Artxanda como lugar de esparcimiento y diversión, creándose en el entorno un casino y diversos “ txakolis “ donde la gente disfrutaba de su tiempo de ocio.
Este fue el motivo para que desde el año 1901 al 1912 se valorara el proyecto preparado por Bernardo Jiménez de un tren de cremallera que uniera el centro de la Villa con el monte Artxanda. Este proyecto no llegó a salir adelante debido a la falta de financiación.
Pero más adelante, en 1915, la Dirección de Obras Públicas aprobaba un proyecto de Don Evaristo San Martín y Garaz. Con fecha 19 de julio remitía una carta al Sr. Gobernador en la cual se daba el visto bueno a la construcción del funicular, pero con una serie de comentarios de mejora, como:
• Realizar un camino lateral para casos de emergencia.
• Disponer de un tercer vagón de repuesto.
• Que la velocidad máxima nos sobrepasará los 8 km/h.
• Que tanto el arranque como la llega de los vagones a las estaciones se realizara de la forma más suave posible.
• Impedir el paso a aquellos usuarios en estado de embriaguez, que portaran bultos «mal olientes» o armas de fuego.
• Que los viajeros pudieran solicitar de los operarios del funicular el desalojar a aquellas personas que se dirigieran con palabras soeces o en actitud agresiva o faltando al respeto hacia los demás.
• Que los asientos tengan unas dimensiones mínimas determinadas (0,45×0,65×1,45 mts).
• Que los viajes nunca salieran antes de la hora programada y se anunciaran con toques de campana.
• Y en lo no indicado expresamente, se siguieran las instrucciones indicadas en el diario Madrid de fecha 19 de enero de 1913, que hacían referencia al funicular de Igeldo, ya en funcionamiento.
En este momento se crea la sociedad Funicular de Artxanda. La maquinaria fue diseñada por una empresa suiza, especialista en este tipo de trenes de montaña, L. Von Roll. El importe de la construcción fue de 488.407,30 pts ( 2.935,39 €).
Con todo, el 7 de Octubre del 1915 realiza el primer viaje, siendo alcalde la Villa Don Benito Marco Gardoqui.
Durante el asedio de Bilbao en la Guerra Civil, fueron bombardeas las vías y la estación superior, con lo que se interrumpió el servicio hasta que el 18 de julio de 1938 se reinició el servicio, con arreglos provisionales, bajo proyecto de Mariano del Corral.
Eran épocas, como recuerda algún empleado, en que por el precio del billete (60 céntimos de peseta) se bajaban desde la vendeja de las aldeanas de la zona para ser vendida en el mercado, hasta motos para su arreglo e incluso terneras para ser llevadas al matadero.
Un desgraciado accidente el 25 de junio de 1976, fue la causa de una larga paralización del servicio. Durante el cambio del cable motriz, un fallo en los frenos de agarre y de las mordazas, hizo caer un vagón hacia la estación inferior con cuatro operarios dentro: Jose Landa, Jose Mª Bilbao y Juan Rekalde consiguieron saltar del vagón, no así Isidro Aurrekoetxea que, tirado en el suelo del vagón, llegó hasta la estación inferior, donde tras el impacto fue ser sacado de los escombros y trasladado al hospital de Basurto, donde se recuperó. También resultó herido leve el que era Gerente de sociedad, Julio Rodríguez.
Tras siete años de paralización del servicio, en 1983 se reconstruyeron absolutamente las instalaciones, tanto las vías como los vagones y estaciones, estando como gerente Rafael Pineda. El Funicular se reinauguró el 30 de abril de ese año. En la estación superior existen una serie de fotografías en las que se aprecian todas las labores de construcción y montaje, así como el estado de las antiguas instalaciones.
Desde su puesta en funcionamiento, el Funicular de Artxanda ha realizado más de dos millones de viajes y ha trasladado a cerca de 25 millones de personas.